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lunes, 10 de octubre de 2011

Reunión de Testimonios, Reunión de Paciencia


Ayer, como muchos o todos quizás, participé de la Reunión de Ayuno y Testimonio, aunque era segundo domingo, pero por motivo de la Conf. G. se movió una semana. Las reuniones de ayuno y testimonios son muy interesantes. Sin ser irreverente, aveces parecen grandes terapias de grupo, y escuchamos de todo tipo de cosas de lo que cada uno entiende por "testimonio".

El primero casi siempre es el Obispo, que da una mezcla entre testimonio y discurso ocupando un buen tiempo. También están los testimonios tipo "credo", esos que parecen como una fórmula a repetir que comienzan con "yo testifico que . . . " y mencíonan el sacerdocio, los libros canónicos, José Smith, etc. y tienen la gracia de ser breves, pero reconozcamos que parecen mecánicos y no son muy edificantes. Vemos también los testimonio de personas que siempre estamos esperando que testifiquen y terminan sin dar su testimonio, parecen que aprovechan el tiempo para subir a agredecer, lo que siendo muy amables podríamos aceptarlo como si fuera un testimonio. 

Hubo una instrucción que básciamente terminó con los testimonios de los niños en la R. Sac. invitándolos a practicarlo y compartirlo en la primaria y la Noche de Hogar. Amamos los niños, pero esa fue una sabia decisión, los niños enternecían y producían risitas, pero honestamente no tiene un testimonio formado por la prueba de la fe (Eter 12). Recuerdo que mi hija de dos años se acercó al microfono, no decía nada, le decíamos al oído qué decir, pero sólo miraba a la gente, eran segundos tensos y sin provecho para esa reunión hasta que se dignó a hablar, y sacando fuerte la voz dijo muy cerca del micrófono "Caca". . .

Muchas veces los investigadores no comprenden esta reunión, no logran entender el patrón de lo que se debe decir, lo que supone que se debe hacer. Conozco de cerca una anécdota de una Reunión de Testimonio en la cual un investigador puso mucha atención, se sintió movido inclusive a subir al estrado, ponerse frente al micrófono y decir "hermanos, no sé mucho de esto, pero lo que puedo compartir con ustedes es un tango muy hermoso" y a continuación cantó el tango completo mientras las miradas entre el obispado encogiéndose de hombros sin saber qué hacer, y el asombro de la congregación, hasta que terminó con "tan tan".

Pero de alguna forma extraña reconozco que terminada la reunión puedo decir que me edifiqué, inclusive me emocioné al escuchar un relato sobre algo que me afectó. 
Indudablemente la mejor Reunión de Testimonio es cuando compartimos el nuestro, siempre va a ser edificante el subir y decir lo que creemos.